Con títulos como Comunicación en la empresa o Comunicación en las organizaciones, se han escrito, en los últimos años, numerosos manuales que han tratado de ofrecernos unas explicaciones de la creciente importancia de las actividades de comunicación en las empresas y en las organizaciones en general. La valoración de la práctica comunicativa en todo tipo de organizaciones, especialmente en las económicas, ha demandado esfuerzos académicos para sistematizar, actualizar y transmitir unos conocimientos considerados necesarios.

Me ha parecido conveniente unirme a este esfuerzo desde una nueva perspectiva realista y crítica, frecuentemente ausente en muchos textos norteamericanos, ambientados además en unas coordenadas culturales y didácticas alejadas de la sensibilidad europea. Ha sido tanto una percepción de una necesidad actual, como una consecuencia de la experiencia acumulada en las dos últimas décadas.

En efecto, después de acabar mi Tesis Doctoral en 1975, sobre un caso específico de comunicaciones en la empresa, las vicisitudes de la vida académica me llevaron durante los últimos años a trabajar en cuatro grandes temas: teoría sociológica, teoría de la comunicación, teoría de la organización y teoría de la participación. En los cuatro, he realizado investigaciones empíricas y estudios que se han concretado en diferentes publicaciones.

Con esta experiencia profesional, y el hecho de mi traslado en 1986 a la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, es fácil entender que en los últimos años haya ido centrando mi trabajo en «problemas de comunicación en las organizaciones». Este es el título del curso de doctorado que he repetido desde 1993, y que me ha ayudado a sistematizar buena parte del material que ahora presento.

El trabajo realizado no hubiera sido posible sin el viaje que realicé a finales de 1994 por diferentes universidades norteamericanas de Buffalo, Boulder, Phoenix y Los Ángeles. Durante unas semanas apretadas, perfectamente organizadas por USIA (Unites States Information Agency), pude visitar diferentes Departamentos de Comunicación en las Organizaciones, hablar con especialistas y profesores empeñados en estas tareas y, sobre todo, traerme una buena bibliografía actualizada.

En los tres últimos años, además de las clases de doctorado, he dado bastantes conferencias sobre la Comunicación en las Organizaciones, en numerosas universidades y centros culturales europeos e iberoamericanos (desde San Petersburgo a Chisinev y Sofía, o desde Guanajuato a Tarapoto y Temuco). Esto me ha permitido un primer contraste de las ideas aquí expuestas, exigiendo además una ampliación de códigos que espero se note en el lenguaje poco técnico utilizado.

En este libro he intentado dar un repaso a los principales conceptos de la nueva disciplina que, con el título de Organizational Communication, se ha asentado de forma clara en los países sajones, aunque en la última década se ha extendido por todo el mundo. La expansión del proceso de modernización ha dado lugar a una especial atención a la comunicación y a las organizaciones.

Realmente, si estamos llegando a una Sociedad de la Información, en la que las organizaciones se hacen cada vez más imprescindibles, necesitamos abordar explicaciones de los fenómenos donde se tengan en cuenta los planteamientos teóricos más recientes sobre la comunicación y las organizaciones. Nuestro intento hay que considerarlo en la perspectiva de la evolución teórica hacia lo que se ha denominado «modelo sistémico de las organizaciones», especialmente centrado en la cultura de las organizaciones y, por tanto, en el estudio de la comunicación como su principal característica cultural. A ello dedicamos los tres primeros capítulos, que se mueven más en el ámbito de la «Teoría de la organización».

Una vez situados en este esquema teórico, vamos a procurar la comprensión en profundidad del manejo de información dentro y fuera de las organizaciones. Intentaremos, en el capítulo cuarto, ver lo que significa la comunicación personal en las organizaciones, para ir en posteriores capítulos acercándonos a las consecuencias sociales de la mediación de la comunicación (personal y colectiva), las diferentes consecuencias para la organización del empleo de modelos circulares y lineales, y las especiales características del proceso de traslado de información que hace necesaria la distinción entre la comunicación interna ‑centrada en la estabilidad y el crecimiento de la organización- y la externa, más adecuada para fomentar el cambio y la adaptación al entorno.

Este libro de texto es un punto de partida para intentar realizar investigación empírica desde un primer esquema teórico claro. Las tareas de racionalización de la actividad de las empresas y las organizaciones en general en una Sociedad de la Información, tendrán que tener cada vez más en cuenta los problemas comunicativos. A partir de estas bases, que pretenden recoger «el estado de la cuestión», tendrá que ser la interacción de nuevas aportaciones empíricas y teóricas la que haga posible los continuos intentos de ampliación del conocimiento.

No puedo dejar de agradecer las aportaciones de los numerosos estudiosos citados que han abierto brecha en este nuevo campo de estudio. Deseo también mencionar la ayuda prestada por diferentes colegas mediante su crítica al primer manuscrito que les dejé. Los alumnos que han asistido al curso de Doctorado que he impartido durante los tres últimos años en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, han facilitado mi tarea de reflexión y de recogida de material didáctico. También he impartido cursos con las ideas aquí presentadas en la Universidad de la Sabana de Bogotá, en la Autónoma de Occidente de Cali, en la Gabriela Mistral de Santiago de Chile y en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Vilnius, así como conferencias y seminarios en distintas universidades europeas y americanas. Son muchas, por tanto, las sugerencias críticas y amistosas recibidas, que he procurado tomar en consideración.

Finalmente, aunque no en último lugar, quiero mencionar con agradecimiento la colaboración prestada por Carmen Cortés, Carmen García, Carmen Rivas y Vicente López en las tediosas tareas de continua reelaboración que supone pasar de unos apuntes definitivamente provisionales a un texto con vocación de ser provisionalmente definitivo.

 VOLVER AL LIBRO